A veces recurro a retarme,
y mis restos románticos
recitan rimas en racha.
Realizo romances realistas
que rescatan rara vez
una ruidosa y reconfortante
sonrisa.
Rehuso de la razón
arrojándome a la raíz
de los ramos rojos
del romance,
Ergo recuerdo esta realidad ruín.
Roído estoy por el rincón de los rumores
que reclaman relaciones
que rara vez dan recompensa.
Rebusco una receta radiante
a la que recurrir,
pero no salgo de la red de mi reducto.
Rehuyo a los reflejos que
me hacen revivir sentimientos relajantes,
busco reencuentros, y resultan
en realidad en tristeza.
Rara vez reacciono, y de hacerlo,
la rigidez rompe mi espíritu risueño.
El riesgo resulta en redención,
y se cierra cualquier recompensa.
Sus riendas se las llevó Perder.
Rebusco ese remate que
me remedie mi sinvivir.
Una oportunidad.
Temo la eterna rendición,
el reloj es rápido en su recorrido,
pero he de resistirme al gris,
y rescatar un rojo radiante.
Yo: rompe tu red, resuelve tu enredo, rompete y resucita.
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